Desde
hace meses suenan los tambores de la guerra en el Medio Oriente, esta vez en
Irán. La causa es el controvertido programa nuclear de Teherán, que al parecer
no sólo tiene fines pacíficos, sino que podría ser aplicado a la fabricación de
una o varias bombas atómicas. La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA)
advierte sobre esta posibilidad. En su informe de noviembre de 2011 afirma que “El Organismo está seriamente preocupado por
las posibles dimensiones militares del programa nuclear de Irán” y que “La información indica que Irán ha realizado
actividades relacionadas con el desarrollo de un dispositivo nuclear
explosivo…”.
Las
evidencias muestran que efectivamente el régimen persa busca hacerse, contra
viento y marea, con un arma nuclear. Esto les está trayendo terribles
consecuencias: sanciones económicas, asilamiento político y ahora, un posible
ataque militar, todo lo que sea necesario para evitar que el gobierno de Mahmud
Ahmadineyad tenga capacidad atómica. Pero si bien los miedos que suscita un
Irán nuclear pueden ser exagerados, también pueden estar bien fundados.
Pero
por el contrario, para millones de iraníes su programa nuclear hace parte de su
derecho fundamental como nación independiente y funcionaria como un seguro de
vida ante cualquier intento de injerencia. Además, la historia reciente del
país demuestra cómo, en vez de ser un Estado agresor, el iraní ha sido un
pueblo agredido, principalmente por aquellos que hoy se oponen a sus ambiciones
nucleares. Entender que estos hechos todavía están presentes en la psiquis
iraní nos permite comprender por qué están tan obstinados en conseguir un arma
nuclear.
- A
comienzos de siglo pasado, los Sha de Persia, los reyes del país, hipotecaron
los recursos petroleros a manos, principalmente, de la Compañía Anglo – Iraní
de Petróleo, más tarde conocida como la British Petroleum. Así, la compañía se
hizo con la producción total de crudo en Irán mientras que poco o nada de los
beneficios quedaban en manos de los propios iraníes. A lo largo del siglo,
cualquier tipo de reforma al arreglo sería duramente sofocado. Varios golpes de
Estado, promovidos directamente por los británicos, dieron lugar a terribles
dictaduras militares que a su vez daban aún mayores concesiones a los ingleses,
y claro está, menos para los iraníes.
- Un evento muy importante, y poco recordado en Occidente, se dio en 1953, cuando mediante la “Operación Ajax”,
la CIA derrocó el gobierno del Primer Ministro Mohamed Mossadegh, un
nacionalista laico que había propuesto importantes avances en educación, salud
y equidad social. Mossadegh financiaría estos programas aprovechando los
recursos petroleros, aún en manos de los ingleses. Tras proponer la nacionalización
del petróleo, la historia se repitió e ingleses y norteamericanos depusieron al
popular Primer Ministro. Tras el golpe, el Sha tomó el control total del poder
e instauró un gobierno represivo y policíaco, muy cercano a Occidente y a sus
valores. Estos, en muchos casos iban en contravía con los valores persas y
musulmanes y fueron fuertemente resentidos por la población general. Toda
oposición política fue destruida, lo cual conllevó al fortalecimiento de grupos
islámicos radicales como el del Ayatolah Khomeini, quien finalmente lideraría
la revolución de 1979. Desde este
momento, Irán se convirtió en un enemigo acérrimo de Estados Unidos, Inglaterra
y sus aliados. Para muchos iraníes, la Revolución Islámica fue un momento de
liberación, el momento en el que comenzarían a liderar sus propios destinos sin
intervención extranjera alguna.
- Pero
las cosas no terminarían allí. En 1980 Saddam Hussein invadiría el país
apoyado, claro está, por Estados Unidos. Entre 1980 y 1988 la guerra Irán – Irak
dejó casi 500.000 iraníes muertos y una gran devastación en la infraestructura
física del país. Washington apoyó a Irak
con armas, dinero, apoyo logístico y apoyo político.
- Finalmente, en los últimos diez años, Estados Unidos y sus aliados ya han invadido dos de los vecinos de Irán: Iraq y Afganistán. ¿Cómo se sentirían los estadounidenses si fuera Irán el que invadiera a México y Canadá?
Pero
¿por qué pasar por tanto trabajo para conseguir un arma que probablemente nunca
lleguen a utilizar? Una
comparación entre Corea del Norte y la Libia de Gadafi nos puede ayudar:
En
diciembre de 2003 Muammar Gaddafi anunció que renunciaría a su programa nuclear
a cambio del levantamiento de las sanciones económicas y el aislamiento
político. En el caso libio, las sanciones que hoy le aplican a Irán funcionaron
y evitaron que un Estado paria obtuviera un arma nuclear. Sólo tres años más
tarde, en octubre de 2006, Corea del Norte detonó una bomba atómica subterránea
y entraba en el club de las potencias nucleares. El fin de ambos dictadores es
bastante diciente: mientras que el líder norcoreano murió apaciblemente a
finales del año pasado y dejó lista su sucesión y la permanencia del régimen, Muammar
Gaddafi murió torturado y vejado por tropas rebeldes que lograron derrocarlo
gracias al apoyo de Occidente. La capacidad nuclear de Norcorea hace impensable
un ataque militar, directo o indirecto, al país. Por el contrario, el régimen
gadafista no tuvo ningún tipo de “seguro” contra los ataques de la OTAN. Hoy, un
ataque sobre Teherán aún es factible y por esto, el régimen de los Ayatolás ve en su
potencial nuclear el seguro que Corea del Norte tiene y al que Gaddafi
renunció.
Personalmente creo que
los iraníes tienen más argumentos para querer defenderse de ataques externos
que muchos otros países en el mundo. Ahora, ¿tienen razón en buscar un arma
nuclear? No. ¿Tienen sus razones? Sí.
Muy bien comentado Esteban, sobre todo recordando el proyecto de Mosaddeq, que sí que llegó a nacionalizar los recursos petroleros en el 1951 y que acabó con un golpe de estado en 1953 organizado por la CIA y el SIS británico.
ReplyDeleteHan quedado todos bien retratados.
Albert